Dr. Héctor Saldaña Aldana
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Desde que inicié
mis estudios elementales (educación primaria) tuve facilidad y
gusto por las matemáticas, por ello mis padres consideraron
que la mejor opción para continuar mis estudios en el nivel
secundaria era en el Instituto Politécnico y así fue
como ingresé a la Escuela Prevocacional 6, la cual estaba
ubicada en la Unidad del Caso de Santo Tomás, en donde obtuve
una beca de la Institución. En esta escuela pude identificar
dos intereses más: la Física y la Química. No
obstante, las clases que más me gustaban eran las de dibujo
técnico y fue allí en donde gané un concurso
para diseñar el logo de la escuela.
Al concluir este nivel,
ingresé a la Vocacional 2, teniendo allí también
excelentes profesores, algunos de ellos ingenieros militares.
Posteriormente, a la edad de 18 años, ingresé a la
Escuela Superior de Física y Matemáticas, en donde me
encontré con un mundo totalmente diferente a mi experiencia
previa con la Física y sobre todo con las Matemáticas.
Su complejidad se elevó, el formalismo surgió y el
método científico se manifestó en su máximo
esplendor. Tuve muy buenos profesores y de entre ellos tuve la
oportunidad de conocer al prestigiado maestro en el ámbito de
la Computación en México, el Dr. Harold V. McIntosh,
con quien estudié los cursos de la Academia de
Matemáticas
Aplicadas y trabajé con él durante algunos años
aprendiendo muchos temas de vanguardia para su tiempo, tanto de
Ciencias Computacionales como de Física y Matemáticas
aplicadas y sobre todo una filosofía de trabajo. También
allí conocí a Honorato Teissier, quien fue primero mi
profesor y luego mi amigo y compañero de trabajo en una parte
de mi vida profesional.
Siendo aún
estudiante me contrataron en la Escuela Superior de Física y
Matemáticas (ESFM) para encargarme de los sistemas de
cómputo
PDP-8 e IBM-1130 localizados en el Centro Nacional de Cálculo
(CENAC) del IPN y dar así apoyo a los estudiantes de la
escuela en el uso y operación de dichos sistemas. En ese
momento tuve que renunciar a mi beca que tenía desde que
entré
al IPN (al parecer por incompatibilidad de funciones). En ese mismo
tiempo también empecé a trabajar en el Departamento de
Cómputo del Instituto Nacional de Energía Nuclear
(INEN) (luego Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares), en
donde tuve la magnífica oportunidad de utilizar uno de los
mejores sistemas de cómputo que existían en su tiempo y
único en América Latina, un DECSystem-10 y además
otros sistemas de cómputo muy especializados en procesos
gráficos y de transacciones y al mismo tiempo estar
colaborando con el grupo de investigación del Dr. McIntosh. Mi
tesis de licenciatura trató sobre el potencial de
aplicaciones que puede tener el Compilador de Expresiones Regulares,
inventado por el Dr. McIntosh, lo cual inclusive reconoció el
propio Ullman, años después. Esta tesis, que fue
asesorada por el Dr. Arturo Cisneros y leída por los doctores
Gerardo Cisneros, Isidro Romero y Leonel Torres, quedó
registrada en la Dirección General de Derechos de Autor de la
SEP.
En 1976, debido a la
intolerancia política de ese tiempo, ese grupo de
investigación se tuvo que mover del área metropolitana
de la Ciudad de México hacia la Ciudad de Puebla, a la
Universidad Autónoma de Puebla, ubicándose en el Centro
de Cálculo “Joel Arriaga” y allí también
como docentes atendíamos los cursos del Colegio de
Computación
de la Escuela de Ciencias Físico Matemáticas de la
propia Universidad.
Esta experiencia
teórico-laboral me permitió que, tiempo después,
en 1982-84 tuviera la oportunidad de trabajar para la Planta
Nucleoeléctrica Laguna Verde de la CFE, bajo los auspicios del
Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares.
En 1984, se abrió
el programa de doctorado en Computación del CINVESTAV en donde
lo inauguré junto con Sergio Chapa y Manuel González,
bajo los auspicios del ampliamente reconocido Dr. Adolfo Guzmán
Arenas, fundador y promotor de la Sección de Computación
del Departamento de Ingeniería Eléctrica.
Durante mis estudios de
doctorado, fui becado por el CONACyT y apoyé los cursos de la
Maestría. Inicié mi tema de investigación, sobre
la “Completitud de los Sistemas de Planeación
Automática”,
con el Dr. Zdenek Zdrahal y lo concluí bajo la dirección
del Dr. Guillermo Morales en 1989, siendo así el primer
egresado del programa de doctorado en Computación.
Este logro
académico,
que obviamente, no es sólo mío, sino de toda la
pléyade
de docentes que me formaron, de grupo de doctores que me asesoraron
en el desarrollo de mi investigación y de la tolerancia de mi
familia, me abrió múltiples puertas: Como docente he
trabajando para el CINVESTAV, el Instituto Tecnológico y de
Estudios Superiores de Monterrey, en sus Campus Estado de México
y Ciudad de México, en su Universidad Virtual, el Centro de
Investigación en Cómputo del IPN y he tenido la
oportunidad de brindar apoyo académico a otras universidades
privadas como son la del Valle de México, la Universidad
Tecnológica de México, la Universidad Justo Sierra, y
en Tecmilenio, universidad dependiente del Tecnológico de
Monterrey.
Entre 1994 y 1999 tuve
la
enorme experiencia de fundar 2 empresas, una dedicada a la
Asesoría
y Consultoría en Sistemas de Cómputo y la otra en
Mercadotecnia, las cuales estuvieron bajo mi dirección hasta
que en fui contratado por Afore Garante como Director de Sistemas y
Tecnología. Otro rubro en el que me he desempeñado es
como consultor en algunas empresas de consultoría en
Tecnologías de Información.
Es por todo lo anterior,
que es mi experiencia laboral y profesional, y la que he
observado en otros colegas egresados del IPN, que me he percatado que
los egresados del Instituto Politécnico Nacional y en
particular del CINVESTAV, somos muy bien valorados, y se nos abren la
puertas, tanto de los organismos públicos como de las empresas
privadas en todos los niveles y sectores sociales y económicos.
De ahí que, aunque me encuentre empleado por una
institución
de carácter privado, siempre he llevado con orgullo el bagaje
teórico cultural que me dejó mi alma mater, el
Instituto Politécnico Nacional.